lunes, 11 de septiembre de 2017

Una de Castillos (Castillo de Chambord)




Durante unos días he estado recorriendo la zona del Loire. Tenía ganas de sumergirme en la historia y las piedras de los Castillos que tanta fama llevan. De siempre me ha gustado la arquitectura, y contemplar esas construcciones me ha producido unas sensaciones imposibles de describir.

Un poco de historia:

El Loira no sólo es el río más largo de Francia ni mucho menos. La importancia del Loira está, sobre todo, en que sus aguas son el reflejo de una época histórica sin la cual no se comprendería el país que es actualmente.

Siempre hubo fortalezas y castillos en el Valle del Loira, sobre todo en los alrededores de ciudades como Orleans, Blois o Tours. Durante mucho tiempo La Loire fue una especie de frontera natural en época de guerras tanto internas como con España, cuando aún los Pirineos no constituían el concepto de barrera entre naciones. Incluso muchas de las grandes batallas de la Guerra de los cien años entre franceses e ingleses tuvieron lugar aquí bien entrado el Siglo XV.

Entonces se entiende la construcción de baluartes defensivos, castillos, murallas y torreones con los que defender el territorio.

Cuando la paz llega las fronteras más conflictivas se alejan a cientos de kilómetros. La mayor parte de estos castillos dejan de tener una razón de ser derivada del combate y pasan a manos de miembros de la realeza y la aristocracia francesa pasan a ser puras muestras de opulencia de la corte. Se embellecen las estancias, se decoran los torreones con el Renacimiento italiano como espejo en el que mirar. De fortín a inmensa mansión, de murallas a suntuosos jardines, de barbacanas a salas de música y habitaciones repletas de cuadros. De un establo a un invernadero en el que plantar flores y naranjos… El concepto originario no sólo cambia sino que se desvanece por completo.

La fuerza ya no se mide en armamento sino en el lujo y en los grandes faustos, en la elegancia desmedida y en una cultura convertida en Arte.

Al Valle del Loira empiezan a llegar artistas italianos que ponen todo su empeño artístico en satisfacer las demandas de los dueños de la cultura. De hecho el propio Leonardo Da Vinci pasa sus últimos años en una mansión de Amboise (Clos Lucé) invitado por el Rey Francisco I (acérrimo rival de Carlos I de España y V de Alemania). El mecenazgo tiene su peso en oro y eso se observa en ese gran número de castillos perfectamente embelesados en el que es el corazón de Francia.

Hoy han pasado a ser Patrimonio de la Humanidad y esta zona se ha convertido en una de las regiones más interesantes y monumentales de Francia.



F R F:  Francisco Rey de Francia





















No hay comentarios:

Publicar un comentario